viernes, 25 de julio de 2008

Ingratitud e hipocresía de una injusticia revanchista.

Les encomendaron el trabajo sucio cuando vieron que la vía legal era inútil y estaba agotada, la apertura de las cárceles por Cámpora soltó a la feroz horda de terroristas que fácilmente ganaron la calle ante un “líder descarnado”, estos rápidamente se quitaron su mascara justicialista y arremetieron contra todos con brutal saña. Matando desde niños, y civiles hasta gremialistas, empresarios, militares y policías, todos por igual y a sangre fría en aras de imponer su caos marxista.

Ya lo decía el General Perón durante su gobierno dirigiéndose a su gabinete se donde se trataba sobre la dificultad de los policías para conseguir que los jueces expidieran órdenes de allanamiento, en oposición a la facilidad con que los abogados de lo terroristas los hallaban para presentarles recursos de habeas corpus etc.
Perón interrogo al respecto a al ministro responsable de la Justicia Federal sobre la falta de explicación ante tantas quejas… Antes de conceder al apalabra a Benítez, el presidente deslizó una amarga queja: dijo que no podía entender como Lanusse, a quien no votaba ni su mujer, había integrado un justicia federal que al asumir Cámpora tenía entre rejas a mas de 600 guerrilleros, y que ellos con mas de 7 millones de electores, no podían exhibir ni 20 detenidos. Se cuenta que Benítez con poco éxito intentó justificarse aduciendo que los nombramientos siempre se habían hecho complaciendo pedidos de viejos correligionarios y que en otros casos se había ubicado a recomendados que no habían logrado puestos en la diplomacia, obras sanitarias, YPF y otras reparticiones estatales*


Financiados desde Cuba los líderes de la guerrilla inculcaron el odio en la juventud desprevenida a la que mandaban a matar o morir por sus mentiras.

Pablo Giussani un militante arrepentido escribía lo siguiente:

“Adriana murió una tarde de 1977, despedazada por un bomba que le estalló en las manos mientras ella se aprestaba a colocarla en una comisaría. Había salido de su casa con un pretexto cualquiera, prometiendo estar de regreso a la hora de la fiesta que preparaban sus padres para agasajarla en su decimosexto cumpleaños. En lugar de Adriana sus padres vieron llegar una comisión policial que habría de llevarlos a identificar su cadáver… Con horror pienso en el trágico fin de Adriana y en la personalidad de quien pudo haberla programado para esta inmolación. Si luego trato de asignarle un rostro y un nombre a esa personalidad, encuentro entre sus identidades posibles la de Paco, mi viejo amigo Paco Urondo. Micondena no se atenía con este rostro a la vista, solo se hace mas doliente. Porque el rostro de Paco transparenta otros rostros, materialmente mas distantes de aquel infanticido, pero igualmente comprometidos en la cultura que lo hizo posible. Rostros que incluyen el mío, y los de toda una generación que pregonó la dialectica de las ametralladoras, en un rapto de frivolidad literaria que mas tarde sería asimilado en términos librescos por sus hijos.”**

(Pablo Giussani Montoneros la Soberbia Armada)

De entre todos los muertos de la guerrilla sobreviven hoy aquellos que delatando a su compañeros compraron su vida.

Tal es el caso de Dante Gullo (hoy diputado nacional sin objeciones a pesar de su prontuario) militante montonero arrestado el 4 de abril de 1975 tras realizar un fallido intento de cobro de rescate de 5 millones de dólares por el secuestro de los hermanos Born.

Lo mismo se aplica para el principal consejero kirchnerista Horacio “perro” Verbitzky miembro de la inteligencia montonera a quién se lo acusa de entregador por sus propios camaradas de lucha, ya que de los 62 integrantes de la Inteligencia Montonera, sólo sobreviven 7 (él entre ellos).

En cuanto a los caídos el mismísimo Firmenich declaraba ante el periodista español Jesús Quinteros:

“Habrá alguno que otro desaparecido que no tenía nada que ver, pero la inmensa mayoría eran militantes, y la inmensa mayoría eran Montoneros. Yo sé cómo vivieron ellos. A mi me hubiera molestado muchísimo que mi muerta fuera utilizada en el sentido de que un pobrecito dirigente fue llevado a la muerte”.


Hoy asistimos a un "circo judicial" que condena a aquellos a quienes la sociedad civil mandó a realizar el trabajo sucio, para luego lavarse las manos y vestirse de pureza mientras gozaba el fin del imperio del terror de las guerrillas.

Algún día este pueblo envenado de falacias se quitará las vendas de la mentira y rendirá tardíamente honores a aquellos héroes que dieron la vida por la patria y escupirá a los millonarios montoneros que hoy impunemente detentan el poder sin juicio ni castigo. 6936 desaparecidos delatados por sus propios compañeros que hoy viven del estado.

La verdad es que hubo 770 desaparecidos anteriores al golpe de Estado, 6936 desaparecidos tras el golpe de Estado, a ellos hay que sumar 480 muertos identificados durante el gobierno peronista más 819 muertos identificados durante el régimen cívico militar. La sumatoria total es de 9005 muertos y desaparecidos, de los cuales 7755 se corresponden al período militar y 1250 al período democrático. Por supuesto que los muertos y desaparecidos de este último período nunca fueron investigados.


*Extraído de PATRIA LIBRE Agosto de 1974 Año II Nro 6 Pág. 8 y 9.

**Pablo Giussani “Montoneros la Soberbia Armada” libro elogiado por el mismísimo Ernesto Sábato director de la Conadep.

Palabras de los defensores de Luciano Banjamín Menédez y otros precesados en torno a las inconsistencias del "juicio".

Descargo ante la "corte" del propio Luciano Benjamín Menéndez



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