martes, 22 de enero de 2008

Empezamos.

Ya se que no va servir para nada e incluso será menos efectivo que la descarga de un puñetazo en la mesa del café, acto que al menos hace ruido y alborota las tazas.
Pero destaco que será, es decir ocupará un espacio y figurara de alguna manera pequeña o perdida.
¿Seré soberbio? , es probable ya que de niño siempre quise ser el mas inteligente, algo que nunca logré pero no por ello deje de desear, sin embargo de alguna manera ese deseo inservible y algo vanidoso me fue concedido, pero no por gracia de mi cerebro sino mas bien por la instauración del reino de la mediocridad.
Un reino que recuerda ciertamente aquel que relataba el Infante Don Juan Manuel donde reinaba un rey que vestía el atuendo mas elegante jamás diseñado y de la tela mas fina; tan fina era esa materia prima que solo los inteligentes podían verla y no así los idiotas. Obviamente en ese mundillo nadie se atrevió a decir que el Rey había sido estafado y que andaba como dios lo trajo al mundo.

Aquí nos pasa algo similar pues abundan las mentiras más incoherentes y a su vez se yergue la tilingada como un esbelto ejemplo.

Serán estos asuntos tema de trato cotidiano aquí.

Que lea quien quiera.

Saludos.

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